sábado, 15 de noviembre de 2008

Una alianza para construir la alternativa


Querida familia boliviana:

No ha habido ni habrá en la historia de Bolivia un momento más decisivo que el presente para la democracia y para la república.

La funcionalización de la partidocracia al régimen totalitario y la complicidad velada del caudillismo centralista en la desinstitucionalización del país, impone a los bolivianos de a pié, asumir la tarea de construir una oposición colectiva, plural y moral. Una oposición de mayorías, no un pacto de minorías ni otra juntucha más, sino una alianza de principios y valores que interpele a cada boliviano indignado por cómo condenaron a la democracia y sus instituciones quienes debían defenderlas de los abusos del poder.

Son los desafíos que nos viene planteado la historia desde 2005, y la manera como hemos decidido responder a esos desafíos, lo que ha marcado la diferencia cualitativa entre lo tradicional y lo nuevo; entre quiénes han traicionado sus principios a cambio de su vigencia política y quienes han sido capaces de renunciar al cálculo político personal, en pro de evitar que se consume impunemente la funcionalización de las instituciones y los mecanismos electorales a una lógica de poder sin escrúpulos.

El no someternos a un referéndum revocatorio inconstitucional y fraudulento, que es el origen del momento crítico que vive la democracia y sus instituciones, ha marcado la diferencia y nos ha permitido preservarnos del turbión de descrédito y complicidad que ha consumido las perspectivas de gran parte de los caudillos y las estructuras partidarias tradicionales.

Después del 10 de agosto de 2008 no ha habido, ni habrá, proceso electoral alguno que pueda presumirse de transparente ni participación política alguna que a título de oposición haga otra cosa sino legitimar la manipulación de los tiempos y los mecanismos electorales por parte del gobierno de Evo Morales.

Nos opusimos, nos oponemos y nos opondremos a que la farsa electoral siga burlándose de la vocación democrática de nuestro pueblo y siga consumiendo las esperanzas de cambio de los bolivianos. Es la hora de que los verdaderos objetivos de la democracia, las verdaderas prioridades del país, se conviertan en la agenda de quienes han sido llamados a construir una alianza definitiva y postrera para construir la nueva oposición del país.

No una oposición de siglas ni caudillos, sino una oposición de bolivianos consecuentes con la democracia hasta el último sacrificio personal; Una oposición no para defender privilegios de grupo sino para defender la institucionalidad democrática regional y nacional; una oposición no al MAS, sino al caudillismo, al cálculo político y al abuso con el que tanto izquierdas como derechas han desangrado y empobrecido al país.

Quienes en agosto de 2008 optamos por preservar la moral política y los principios antes que por mantenernos en el poder, te convocamos a integrar esta Alianza de Unidad para pelear la batalla decisiva por la democracia que se adviene en 2009. Una batalla cuyo resultado en las urnas deberemos defender luego en las calles, frente a un populismo que se sirve de la democracia mientras le dice lo que quiere oír, pero que ante un resultado adverso sin duda intentará desestabilizar nuevamente el país.

Será una alianza no para ganar una elección, sino una alianza para gobernar y defender la democracia y sus instituciones día a día, hasta que la amenaza del totalitarismo se haya extinguido.

Existe, sin embargo, el peligro de que este genuino sentimiento cívico, esta oportunidad para el relevo histórico de las viejas actitudes electoralistas, sea contaminada y condenada al fracaso. La idea simplista de que es posible subirnos todos al mismo carro, tras que las acciones o la velada anuencia de la clase política ha sido el principal cómplice de la caída de la democracia, es la primera falsa premisa que debemos derrotar.

En un país donde el caudillismo centralista transa con nuestras libertades, se entrega al enemigo para no ser vencido o tira la toalla cuando las papas queman, hará falta la moral y la consecuencia de cada uno de aquellos bolivianos que acudieron al llamado de la democracia un 11 de enero en Cochabamba; un 24 de noviembre en Sucre; o un 19 de octubre en Viru Viru. Hará falta el valor de aquellos que pelean y resisten cotidianamente la ocupación militar de sus plazas cívicas en La Paz y la resistencia de quienes pagan en el confinamiento político las flaquezas y la inexperiencia de sus dirigencias regionales.

El bastión de la única y genuina oposición aguarda incipiente en los hogares y los corazones de cada boliviano patriota. El ejército de reserva de este país, aguarda rabioso pero en silencio el llamado a defender y restituir la democracia.

Nuestra unidad está implícita en nuestra convicción común; en la moral cívica de no haber cedido al corralito que el MAS le puso en agosto a la democracia.

El tiempo apremia y nuestra alianza es imperativa.



Manfred Reyes Villa Bacigalupi
Ciudadano