domingo, 20 de septiembre de 2009

Manfred y Leo: Un mensaje de reconciliación y unidad



Queridos hermanos bolivianos:

Cuando faltan menos de 80 días para los comicios generales más importantes de la historia republicana, corresponde hacer una reflexión sobre el camino recorrido durante esta breve pero agitada campaña por la recuperación de la justicia, la democracia y la república.

Han sido tres meses intensos desde mi retorno del exterior del país, tras consumarse el inconstitucional y fraudulento revocatorio. Han sido meses de judicialización y de persecución política, de agresiones verbales y físicas, de presión psicológica y guerra sucia.

Pero también han sido meses de tratar de gestar, sin resultado, un frente amplio nacional, en el que esperábamos poder confluir junto a todos aquellos que emprendieron el camino de tratar de darle al país algo en que creer.

Líderes como Marcial Fabricano, Adriana Gil, Gerard Ortiz, Pepelucho Paredes y tantos otos miles de bolivianos se sumaron a nuestra candidatura, pero la amenaza de la fragmentación se alimentaba de la dispersión de candidaturas.

El país pedía unidad pero la dispersión de la oposición amenazaba con perpetuar a Evo Morales en el poder. La gente esperaba vernos unidos, pero había empezado a perder la fe en nuestra capacidad de renunciamiento para lograr una sola alternativa nacional.

Al fin, un 31 de agosto, llegó la claridad. Fue el día que Leopoldo y yo entendimos que Bolivia estaba sumergida en una guerra simbólica y que sólo un símbolo de todo aquello por lo que queríamos luchar podría unificar a los líderes de la oposición y al país.

Lo demás queda para la historia. El tsunami político de agosto 31 recompuso el escenario de la política nacional. Frente a la fuerza simbólica de esta alianza, varios candidatos dieron señales de madurez y desprendimiento, permitiendo - ya sea con su adhesión o con su dimisión - construir un bloque de convergencia nacional.

Pero este último mes no ha sido fácil y sin duda la violencia y la intolerancia sufrida por nuestra miltancia en Caracollo, por nuestros jóvenes en Oruro y en puertas de la Corte Electoral, por Germán, Mario y el mismo Leopoldo en la cárcel de San Pedro, recrudecerá.

Pero nuestra convicción no podría ser más firme y la represión del gobierno sólo nos da la certeza de que el miedo ha empezado a cundir en el oficialismo, conforme la gente ha recuperado la capacidad de creer en que en diciembre es posible un verdadero cambio.

Nuestra mayor preocupación ahora es lograr que la palabra, la voz y la imagen de Leopoldo lleguen hasta nuestros compatriotas como un mensaje de tenacidad y firmeza frente a la adversidad; como una muestra de integridad que no se rinde ante nada; como un ejemplo de humildad y fortaleza.

Esta fotografía es el testimonio de hasta dónde puede llegar el espíritu humano en el afán de revindicar su libertad. Vamos a desafiar la violencia física y psicológica de los agentes del Ministerio de Gobierno, cada vez que sea necesario enviar un mensaje de coraje y dignidad.

Esta fotografía juntos, lograda no sin riesgos, quiere ser un mensaje de unidad y reconciliación entre bolivianos, entre oriente y occidente, entre campo y ciudad.

Esta imagen juntos debe ser un mensaje de esperanza que le enseñe a cada boliviano que no hay muros tan altos como para contener la voluntad de ser libre, que no hay tirano tan poderoso como para vencer la decisión de lograr un verdadero cambio.

Viva Bolivia unida, autonómica y soberana¡¡¡

Manfred