martes, 19 de mayo de 2009

"No vamos a confrontar pero tampoco vamos a huir".


Queridos hermanos bolivianos:

Los sostenidos ataques verbales que durante la última semana ha lanzado el presidente Morales contra Manfred en Cochabamba, son el correlato de la intención fallida pero insistente del Poder Ejecutivo para inhabilitar políticamente a quién el gobierno ve como un peligro de cara a sus intenciones de reeditarse en el poder en diciembre.

Es un atropello torpe e inclemente a la dignidad personal; una distorsión de la historia y las acciones de sus protagonistas que claramente busca provocar indignación y una respuesta igual de violenta; arrastrarnos a la retórica de la confrontación y a una guerra verbal con la que el único que ganaría sería el autor de tan grotesco ataque.

Bueno pues, hay que decirle al Sr. Presidente que la única respuesta que no va a recibir de nosotros es esa que espera. No vamos a bajar al nivel de la mentira; al nivel de adjetivar y descalificar al contrario. Ese no es el nivel de un estadista y definitivamente no es el nivel al que el pueblo boliviano quiere ver a sus gobernantes.

Hay que decirle al presidente Morales que no somos sus opositores; que no nos interesa ganar protagonismo si el costo es confrontar y agudizar la sensación de crisis, incertidumbre y descreimiento en la política que hoy sienten los bolivianos.

Queremos hacer la diferencia. Queremos ser la referencia de que es posible usar la política para construir desarrollo, construir identidad y construir bienestar para Bolivia, como hicimos las últimas dos décadas en Cochabamba.

Pero además, queremos dejar claro que nuestra lucha no es con este gobierno, que al final de cuentas es sólo un síntoma de una crisis más prolongada; de problemas estructurales hasta hoy no resueltos como la exclusión, la inequidad y el abuso de un Estado que ha sido utilizado ayer y hoy para crear grupos de poder económico, mientras la pobreza, el desempleo y la seguridad de los bolivianos se han quedado en los discursos electorales.

Tenemos la capacidad de hacer de la política un instrumento de desarrollo, de unidad y de seguridad para todos. Y el principio de esta nueva manera de hacer política es responder a los ataques con altura y madurez. Bolivia demanda que responsamos a la crisis y sus agentes con trabajo y no con discursos; generando estabilidad y no agudizando la incertidumbre.

No vamos a ser arrastrados a la retórica de la confrontación ni vamos a caer en la guerra verbal a la que quieren arrastrarnos quienes sólo saben usar el poder para destruir. Pero tampoco van a hacernos huir de nuestro país con terror; pese a al inseguridad y la ausencia de condiciones, volvimos para quedarnos, volvimos para construir una opción de desarrollo, unidad e igualdad para todos.

Bolivia demanda de una opción a la demagogia, a la incertidumbre y al miedo.

Manfred

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